Desde que nace, le separan de su madre debido a que no vale nada. En el colegio, le prestaban atención todos, pero sólo para molestarle y recordarle que seguiría siendo cero en todos los ámbitos, incluyendo su valor en la sociedad.
Su camino fue solitario en su adultez, ya que nadie quería acercarse a él, ni mucho menos, ofrecerle un trabajo. Pero, aun así, pensaba que tenía que ofrecerle algo a la sociedad y no perdía nunca la sonrisa.
Una noche, escuchó desde lejos unos gritos de una chica, y, cuando se acercó, vio que le estaban acosando una panda de matones por llevar el mismo número marcado que Zero. Trató de esconderse, pero le oyeron y fueron a por él para pegarle.
Al día siguiente, se levantó malherido, pero estaba al lado de la chica que conoció el día anterior. Empezaron a conocerse y se enamoraron. Continuaron juntos durante un tiempo hasta que unos hombres con mayor valor numérico, se llevaron a Zero a la cárcel, donde lo encerraron bastante tiempo.
Un día, su pareja le fue a visitar y le enseñó que estaba embarazada. Pero, a muchas personas no les hizo gracia y se acercaron a ella hablándole mal. La acorralaron hasta que se cayó al suelo y se puso de parto. Nadie la quería ayudar, excepto una enfermera. Cuando nacieron los bebés, todos se sorprendieron y los admiraron al verlos, ya que habían nacido con el mayor número y más respetable que la gente había visto, el infinito. Finalmente, sacan a Zero de la cárcel para que llevase una vida normal con su pareja y sus hijos.
Pienso que es un cortometraje muy bonito y emotivo, además de una historia de superación que todos deberíamos aprender ya que
contiene una gran lección detrás.
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